Una de las piezas más importantes de todo el sistema de calefacción es el termostato. A primera vista, su función es simple, regular la temperatura, pero eso solo lo hacen los modelos más simples. Puede que desconozcas funciones de tu termostato que te sorprenderán, te las contamos.

Qué es un termostato y para qué sirve

Podemos decir que el termostato es una sofisticación mecánica del termómetro. Su función principal es recoger la temperatura y realizar una acción u otra dependiendo de la temperatura que registre.

Cómo funciona un termostato

Para no entrar en tecnicismos lo explicaremos de la manera más lógica. Cuando detecta que en el ambiente la temperatura es menor que la temperatura de consignación, cierra el circuito.

Esta acción puede realizarse por medio de un relé, con distintos materiales con diferente coeficiente de dilatación térmica o por un tubo de cobre que en su interior almacena gas que se expande o contrae.

Cuando el circuito se cierra, la caldera enciende, aumentando el calor hasta la temperatura exacta programada. Una vez alcanzada la temperatura de consigna, el termostato abre el circuito y la caldera se apaga. Así lo hace cíclicamente de forma automática.

Tipos de termostatos

Analógico

Fueron los más habituales hace años, pero hoy es difícil en casas nuevas y los que quedan, van desapareciendo por otros más modernos. Se trata del termostato más básico, tienen una ruleta que haciéndola girar regulamos la temperatura.

Algunos modelos contaban con la opción de poder regular la caldera y la válvula de gas. Han caído en desuso porque carecen de funciones más novedosas, como tener en cuenta la temperatura exterior, la hora o si nos encontramos en casa o no.

Su gran ventaja es el precio. Es ideal para personas que no se lleven muy bien con la tecnología al carecer de ella y por unos pocos euros podremos hacernos con uno.

Digital

Es más avanzado que los analógicos y cuentan con una pantalla donde se muestra la información y con bastante precisión. Su manejo es muy fácil, simplemente debemos introducir la temperatura deseada y la fuente de calor no se apagará hasta que se alcance.

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Tenemos una gran variedad de modelos en el mercado, los más básicos tienen las mismas funciones que los analógicos pero en formato digital, los más complejos nos proporcionan funciones extra.

Programable

Este tipo de termostato se puede programar, una gran ventaja si queremos ahorrar energía. No solo podemos programar la temperatura como en los digitales, también por hora.

Además, los más modernos permiten encender determinados radiadores a diferentes temperaturas y horarios, concentrando la temperatura en las estancias que vamos a utilizar y evitando un gasto innecesario.

También, algunos cuentan con wifi, y si tenemos dispositivos compatibles podemos alcanzar el control total de nuestra temperatura.

Inalámbrico

Se trata del termostato más moderno del mercado. Agrupan todas las bondades de los programables con la ventaja añadida de que no tienen cables ni van anclados a la pared. Podemos utilizarlos desde cualquier parte de la casa.

¿Cómo ahorrar con el termostato?

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Hay algunos trucos que podemos utilizar para recortar unos euros en la factura:

  • No es necesario demandar al termostato una temperatura muy alta, entre 20 y 23ºC estaremos cómodos.
  • El aislamiento de la vivienda puede marcar una gran diferencia. Un mal aislamiento es casi como si tuviéramos las ventanas abiertas todo el día.
  • Adquiere un termostato programable. Como hemos dicho, puede ayudarte a ahorrar si, por ejemplo, olvidas apagarlo por la noche.
  • Apágalo de noche o cuando no haya nadie en la vivienda. Igualmente, con uno programable puedes encenderlo antes de llegar a casa para que cuando vuelvas esté caliente.
  • Coloca el termostato en los lugares de la casa con más actividad, como el salón.

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